jueves, 7 de junio de 2012

UNIDAD IV - SEMANA 8

ESCUELA LATINOAMERICANA DE LA COMUNICACIÓN

En la actualidad, prácticamente todos los países latinoamericanos disponen de centros especializados en la formación de comunicadores y en la investigación de la comunicación; tales como la FELAFACS (Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social) o ALAIC (Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación), lo que ha permitido que los investigadores encuentren un espacio de debate y publicidad para sus aportes. Pero, el impulso de la UNESCO que permite la aparición de  estos centros se ha dado bajo la sospecha del intento de dominación norteamericana. Aunque es mucha más notoria, en este aspecto, la influencia de lo político.

Otra de las razones para el surgimiento de una Escuela Latinoamericana de Comunicación, es el desarrollo de las Facultades de Ciencias de la Comunicación; así como la consolidación de espacios mediáticos que requieren del análisis e investigación.  Esto permite que lenta, pero progresivamente se de una reflexión crítica sobre la comunicación de masas que ha significado un valioso aporte a la investigación mundial.

Entre los nombres más destacados podemos mencionar a: José Marques de Melo, Renato Ortiz (Brasil), Martín Barbero (Colombia), Raúl Fuentes Navarro, Carlos Gómez Mont (México), Antonio Pasquali, Marcelino Bisbal, Migdalia Pineda (Venezuela), Eliseo Verón, Alejandro Piscitelli (Argentina), Armand Mattelart (Bélgica-Chile), Néstor García Canclini (Argentina-México), María Teresa Quiroz (Perú)

Al inicio, la investigación de la comunicación en América Latina se caracterizó por la aplicación de técnicas provenientes de otros contextos culturales, políticos y económicos; lo que puso al descubierto su utilización imperialista. La investigación con influencia foránea se descubre como puesta al servicio de la racionalización de las inversiones económicas de la industria comunicativa.

Podemos dividir los estudios de comunicación en América Latina en cuatro etapas:

1.     Etapa Inicial: De influencia norteamericana:

Gracias al CEPAL (Comisión económica para América Latina y el Caribe) de la ONU y la Alianza para el Progreso. Además la importancia de la televisión que tuvo una rápida acogida, gracias a la propuesta de la UNESCO para implementar programas de educación y alfabetización.

Luego se funda el CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores De Comunicación para América Latina) en 1959, con el financiamiento de la Fundación Ford. Profesores norteamericanos visitan las universidades, dan conferencias y becas de estudio.

Según Beltrán, en esta etapa destacan tres aspectos del desajuste teórico producto de la utilización de esquemas de investigación norteamericano aplicados en nuestra realidad.

a.     La creencia equívoca de que la comunicación, por si misma, puede generar desarrollo independientemente de las condiciones socioeconómicas y políticas.
b.    Suponen falsamente que el incremento de la producción, el consumo de bienes y servicios constituyen la esencia del desarrollo y que esto producirá una equitativa y justa distribución de la riqueza. (ingreso y oportunidades).
c.     Se da a entender que la clave del incremento de la productividad reside en la innovación tecnológica.

La experiencia latinoamericana ha demostrado que esos planteamientos son una cortina ideológica para justificar los intereses extranjeros en el área, acentuando la dependencia y frenando nuestro desarrollo.

Así, ya en esta primera etapa los investigadores críticos de Latinoamérica rechazan la visión del funcionalismo y del empirismo norteamericano.

2.     Segunda Etapa: Ligada a la lucha política e ideológica:

Se da un giro crítico en la investigación. Alentada por la caída de Batista y el triunfo de la Revolución Cubana, lo que fortaleció la postura ideológica de los grupos de izquierda. Tiene como base el pensamiento crítico comunicacional, cuestionando los postulados de la Mass Communication Research. Este modelo de investigación crítica basó su accionar en el análisis de los mensajes difundidos por los medios a partir de su relación con el entorno y la realidad económica, política y social desde dos planos:

a.     El análisis marxista de los medios y sus mensajes.
b.    El análisis semiológico estructural de los contenidos.

La influencia de las Escuelas Europeas, especialmente de Frankfurt, sirve de apoyo para fijar una visión novedosa, crítica del papel de los medios de comunicación en nuestra sociedad, poniendo en entredicho los contenidos embrutecedores de los medios de comunicación, contrastando el subdesarrollo y la miseria con los esquemas y valores de la cultura de consumo.

Poco a poco, se va descubriendo la influencia negativa del uso de métodos foráneos en la propia investigación. Asimismo, surge una nueva preocupación por las políticas nacionales de comunicación como respuesta al cambio en la relación desarrollo-comunicación, lo que le imprime mayor atención hacia la comunicación internacional


3.     Tercera Etapa: Abandono de la teoría crítica:

Se renuncia también a los esfuerzos por influir en las políticas nacionales de comunicación, así como en la implantación de un sistema alternativo de comunicación. Más bien se busca analizar la comunicación en función de los estudios de recepción y desde la cultura y el estudio del consumo de bienes culturales, que tuvieron la influencia del Centro de Estudios Culturales de Birmingham.

Esto empieza a gestarse en los primeros años de la década de los ochenta, bajo el signo de la trasdisciplinariedad. Pero, además, bajo diversas circunstancias que modifican el escenario de la investigación. El fenómeno de la globalización, la caída del Muro de Berlín, la apertura de mercados, el desarrollo exponencial de los medios y redes de comunicación.

En cuanto al análisis de contenido existe una gran influencia de la Escuela estructuralista francesa y de la semiótica europea que desplaza el modelo de análisis de contenido norteamericano.

Esta búsqueda de modelos o métodos de análisis en Europa es un esfuerzo por enfrentarse a los fenómenos comunicativos desde una óptica diferente y no dependiente de la Escuela norteamericana, así por esa época se desarrolla toda la actividad científica de la semiótica, aunque años después progresivamente se abandona.

Se manifiesta la voluntad por elaborar nuevos modelos de investigación, incluso los gobiernos alientan el trabajo en las universidades. Pero, son los propietarios de medios los que se van a oponer a este cambio, ya que el sistema anterior proponía la necesidad de desarrollar los medios cuantitativamente, con lo cual se obtuvieron importantes beneficios y cuantiosas ganancias. 

La posición de los investigadores proponía la corrección del desequilibrio informativo. La realidad (dependencia económica, social, política, etc.) no coincide con el supuesto desarrollo y progreso que deberíamos experimentar; por el contrario, el capitalismo provoca en gran medida el subdesarrollo de nuestra región.

4.     Cuarta Etapa: De las nuevas tecnologías.

Esta etapa surge en los años 90 y se basa en la relación entre comunicación, sociedad y nuevas tecnologías de comunicación, que han dado origen a la denominada sociedad de la información. Esto no significa un quiebre con quienes vienen trabajando con base a la trasdisciplinariedad, la cultura o la recepción de medios; sino que le han agregado el condicionamiento que da a su investigación la aparición de nuevas variables para abordar las investigaciones de la comunicación desde la óptica de la sociedad de la información.

En conclusión, podemos señalar que esta última etapa de la Escuela Latinoamericana se caracteriza por añadir a los estudios culturales y de recepción, el análisis de las implicancias de las nuevas tecnologías de la comunicación en nuestra sociedad, a partir de la construcción del conjunto de posibilidades, los retos y los riesgos que significa para América Latina acceder a la sociedad de la información.

Aunque también existen investigaciones que no necesariamente siguen las líneas que hemos descrito anteriormente, como Alicia Entel quien rescata el pensamiento crítico latinoamericano a partir de la relectura de exponentes de la Escuela de Frankfurt, especialmente Walter Benjamín. De otro lado, la brasilera María Inmacolata Vasallo Lopes, quien plantea sus investigaciones a partir de las condiciones de producción de la investigación de comunicación en Latinoamérica, teniendo como base el rigor científico y metodológico que debe acompañar todo proceso de investigación.

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